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martes, 19 de mayo de 2015

Hace dos años que la plaza del Cristo no tiene Cristo

El 19 de mayo de 2013, la Municipalidad de Colonia Caroya intentó remover la imagen del Jesús de madera más grande Sudamérica para repararlo.
La estructura se rompió apenas se colgó de la grúa y desde ese momento se informó que la obra del chileno Luis Javín Sissara no servía más. 
Hasta hoy, en la plaza del Cristo sigue sin la figura religiosa.




Que Dios los perdone

El Cristo de la Hermandad de Colonia Caroya no sirve más. Al desmontarlo de su cruz, descubrieron que la madera estaba podrida. En 15 años le hicieron una sola reparación.

Colonia Caroya. Tristeza. El que observa las imágenes no puede tener otro sentimiento.
Más grande aún fue para los pocos testigos que presenciaron el momento en el que bajaron el Cristo de la Hermandad de la cruz que está en la plazoleta de calle 46 y 25.
Lo que iba a ser un gran anuncio –“la reparación de la figura religiosa”- terminó siendo una noticia decepcionante: el Cristo estaba irrecuperable.
La Municipalidad planificó la remodelación de la plaza y la reparación de la pieza de madera hecha por el chileno Luis Javín Sissara en 1998 estaba contemplada en las mejoras.
Se sabía que, estando en la cruz, ya era un peligro: desde la base se notaba que no estaba en condiciones. Al desmontarlo, se comprobó ese deterioro.
Le cruzaron sogas por todo el torso para bajarlo, bajo una mirada de un Jesús que parecía preguntar “¿Qué van a hacer conmigo?”. A los pocos segundos, se quebró el brazo izquierdo y cayó al suelo desde ocho metros de altura.
Una vez apoyado en el césped de la plaza, la Subsecretaria de Obras y Servicios Públicos, Arq. Natalia Cravero; y el Director de Servicios Públicos, Héctor Ambrosich, confirmaron que la estructura estaba totalmente podrida por dentro.
“Indudablemente está muy deteriorado. Va a ser imposible, no se va a poder recuperar”, dijo Ambrosich.
La Arquitecta Cravero fue igualmente contundente: “El proyecto inicial era refuncionalizar la plaza y ahora hay que pensar en colocar otro Cristo, lo evaluaremos con los vecinos que nos habían pedido hacer las estaciones del Vía Crucis también”.
Las piolas se hundían en el pecho y provocaban las mismas heridas que el momento real de la Crucifixión.
El escultor Carlos Gómez, oriundo de La Plata, Buenos Aires, pero desempeñando sus tareas en Villa del Totoral, estaba observando todo.
“Es imposible hacer el trabajo que originalmente teníamos pensado porque quedó una cáscara y adentro la madera está totalmente podrida”, dijo apenas lo vio.

“Dios mío, ¿Por qué me han abandonado?”
El Cristo fue construido en 1998, cuando Néstor Pitavino era Intendente de Colonia Caroya.
Muchos recuerdan la carpa gigante que se montó en la Explanada de la Parroquia Ntra. Sra. del Monserrat para que Sissara lograra hacer la imagen más grande hecha en una sola pieza de madera.
Ya instalado y con el paso del tiempo, se descubrió que tenía varias  grietas en la cabeza por las que entraba agua de lluvia y comenzaba a lastimar la obra.
En 2005, durante la segunda gestión de Héctor Nanini se bajó al Jesús para recuperarlo. Se lo llevó a Córdoba, donde “forraron” la imagen con poliuretano para evitar filtraciones.
Esa medida hasta cambió la fisonomía del mismo Cristo, que volvió pintado de un color pálido y hasta con otro “rostro”, pero con más “vida útil”, supuestamente. Esa fue la única restauración en 15 años.
“A ponerle fibra de vidrio, lo que provoca es que la humedad que tenía se conserve adentro y se termine pudriendo todo. Fue un error gravísimo, es lo peor que le pueden hacer a una pieza de madera. No sirve, no existe. Es aserrín”, fue tajante Gómez, que se ofreció a hacer una imagen de hierro y cemento.
Las últimas imágenes del Jesús de madera en su plaza fueron estremecedoras. Al levantar la pieza para trasladarla, se quebraron las piernas también.
El camión volcador de la Municipalidad lo llevó al Corralón con sus brazos y piernas rotas, una postal muy fuerte para el fin de una de las imágenes sagradas más importantes de la ciudad.
Que Dios perdone a los responsables de no cuidarla.

Artículo escrito or Ariel Roggio para el Diario El Despertador del 20 de mayo de 2013.

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