La estructura se rompió apenas se colgó de la grúa y desde ese momento se informó que la obra del chileno Luis Javín Sissara no servía más.
Hasta hoy, en la plaza del Cristo sigue sin la figura religiosa.
Que Dios los perdone
El Cristo de la Hermandad de Colonia Caroya no
sirve más. Al desmontarlo de su cruz, descubrieron que la madera estaba podrida.
En 15 años le hicieron una sola reparación.
Colonia Caroya.
Tristeza. El que observa las imágenes no puede tener otro sentimiento.
Más grande
aún fue para los pocos testigos que presenciaron el momento en el que bajaron
el Cristo de la Hermandad de la cruz que está en la plazoleta de calle 46 y 25.
Lo que iba a
ser un gran anuncio –“la reparación de la figura religiosa”- terminó siendo una
noticia decepcionante: el Cristo estaba irrecuperable.
La
Municipalidad planificó la remodelación de la plaza y la reparación de la pieza
de madera hecha por el chileno Luis Javín Sissara en 1998 estaba contemplada en
las mejoras.
Se sabía que,
estando en la cruz, ya era un peligro: desde la base se notaba que no estaba en
condiciones. Al desmontarlo, se comprobó ese deterioro.
Le cruzaron
sogas por todo el torso para bajarlo, bajo una mirada de un Jesús que parecía
preguntar “¿Qué van a hacer conmigo?”. A los pocos segundos, se quebró el brazo
izquierdo y cayó al suelo desde ocho metros de altura.
Una vez
apoyado en el césped de la plaza, la Subsecretaria de Obras y Servicios Públicos,
Arq. Natalia Cravero; y el Director de Servicios Públicos, Héctor Ambrosich,
confirmaron que la estructura estaba totalmente podrida por dentro.
“Indudablemente
está muy deteriorado. Va a ser imposible, no se va a poder recuperar”, dijo
Ambrosich.
La
Arquitecta Cravero fue igualmente contundente: “El proyecto inicial era
refuncionalizar la plaza y ahora hay que pensar en colocar otro Cristo, lo
evaluaremos con los vecinos que nos habían pedido hacer las estaciones del Vía
Crucis también”.
Las piolas
se hundían en el pecho y provocaban las mismas heridas que el momento real de
la Crucifixión.
El escultor Carlos
Gómez, oriundo de La Plata, Buenos Aires, pero desempeñando sus tareas en Villa
del Totoral, estaba observando todo.
“Es
imposible hacer el trabajo que originalmente teníamos pensado porque quedó una
cáscara y adentro la madera está totalmente podrida”, dijo apenas lo vio.
“Dios mío, ¿Por qué me han abandonado?”
El Cristo
fue construido en 1998, cuando Néstor Pitavino era Intendente de Colonia Caroya.
Muchos
recuerdan la carpa gigante que se montó en la Explanada de la Parroquia Ntra.
Sra. del Monserrat para que Sissara lograra hacer la imagen más grande hecha en
una sola pieza de madera.
Ya instalado
y con el paso del tiempo, se descubrió que tenía varias grietas en la cabeza por las que entraba agua
de lluvia y comenzaba a lastimar la obra.
En 2005, durante
la segunda gestión de Héctor Nanini se bajó al Jesús para recuperarlo. Se lo
llevó a Córdoba, donde “forraron” la imagen con poliuretano para evitar
filtraciones.
Esa medida
hasta cambió la fisonomía del mismo Cristo, que volvió pintado de un color
pálido y hasta con otro “rostro”, pero con más “vida útil”, supuestamente. Esa
fue la única restauración en 15 años.
“A ponerle fibra
de vidrio, lo que provoca es que la humedad que tenía se conserve adentro y se
termine pudriendo todo. Fue un error gravísimo, es lo peor que le pueden hacer
a una pieza de madera. No sirve, no existe. Es aserrín”, fue tajante Gómez, que
se ofreció a hacer una imagen de hierro y cemento.
Las últimas
imágenes del Jesús de madera en su plaza fueron estremecedoras. Al levantar la
pieza para trasladarla, se quebraron las piernas también.
El camión
volcador de la Municipalidad lo llevó al Corralón con sus brazos y piernas
rotas, una postal muy fuerte para el fin de una de las imágenes sagradas más
importantes de la ciudad.
Que Dios
perdone a los responsables de no cuidarla.
Artículo escrito or Ariel Roggio para el Diario El Despertador del 20 de mayo de 2013.
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