rentas

rentas

domingo, 15 de marzo de 2015

La Colonia que soñó Nemesio González

Este artículo fue publicado en la edición de Marzo de la revista Placeres Caroyenses y cuenta la idea que tuvo el primo de Nicolás Avellaneda de traer inmigrantes para trabajar la tierra. 
El entonces Presidente de la Nación (foto), pasó por Jesús María después de inaugurar el ramal ferroviario Córdoba-Tucumán y se volvió a Buenos Aires con una sugerencia que cambiaría la composición poblacional de nuestro país.
Esta es la historia de Colonia Caroya, dos años antes del 15 de marzo de 1878.

El trazado del ferrocarril de Córdoba a Tucumán era el gran sueño de Nicolás Avellaneda, Presidente de nuestro país entre
La obra la inició Domingo F. Sarmiento durante su presidencia y atraviesa las tierras de las viejas estancias de Caroya y Jesús María.
El constructor de la obra, ingeniero italiano Conde José de Taefferer se instaló en la Casa de Caroya con su familia y estrechó un vínculo con Avellaneda, que quería llegar con las vías férreas a su provincia natal cuanto antes.
El Presidente había pasado su infancia y juventud en Córdoba y pudo conocer la Casa de Caroya por ser alumno del Colegio del Monserrat.
Aquí tenía parientes y amigos, uno de ellos era su primo Nemesio González, que vivía en el castillo del Seminario Menor.
En 1874 le toca inaugurar esta obra magna y viaja a Tucumán en un tren especial que conducía Leonardo Trettel.
De regreso, se detuvo en Jesús María y en el huerto de nogales de San Isidro, frente a la iglesia del Museo Jesuítico, se le ofreció un gran banquete.
El Gobernador de Córdoba en ese entonces, Antonio Álvarez, viajó en tren para saludar al Presidente.
Después del almuerzo, se reunió con su primo y le preguntó: “¿Qué puedo hacer por estos lugares en los que he pasado tantos tiempos felices?”.
“Recuerda que aquí están las tierras públicas de Caroya, que tú conoces bien. Allí podrías fundar una colonia de riego, de agricultores italianos que tanto progreso traerán a la zona”, fue la decisiva respuesta de Nemesio González.
A poco de regresar a Buenos Aires, Avellaneda remitió al Congreso el proyecto de Ley creando la Colonia y el proyecto madre que promulgaba la inmigración de europeos a nuestro país.
En el viejo continente había una profunda crisis que no hizo dudar a los europeos de venir a “hacer la América”.
Contaron los colonos que en las homilías dominicales, los sacerdotes instaban a los pobladores a emigrar.
Al Norte de Italia llegaron los folletos que anunciaban la “Colonizzazione della Repubblica Argentina”.
Se prometía la concesión gratuita de terrenos a agricultores y se indicaba que la partida sería desde “Génova a Buenos Ayres” en vapores postales italianos.
El grupo comenzó su larga travesía el 1 de febrero de l878 a bordo del vapor “Nord América” desde el puerto de Génova.
Luego de 26 días de navegación arribaron a Buenos Aires y se alojaron en albergues que la Nación destinaba a los inmigrantes.
El 14 de marzo al anochecer llegaron a Córdoba en tren, donde pasaron la noche.
El viernes 15 de marzo a las 10 de la mañana, 295 personas, de las cuales 213 eran adultos y 82 eran menores de diez años, pisaron suelo caroyense y comenzaron la historia que ya conocemos.

No hay comentarios: