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martes, 25 de agosto de 2015

La película "El Clan" recrea el asesinato del empresario de Jesús María Emilio Naum

En los cines nacionales se proyecta la película que narra la historia del clan Puccio, una banda que secuestraba a empresarios adinerados durante el fin de la dictadura y el inicio de la Democracia.
El comerciante textil nacido en Jesús María fue una de sus víctimas y el momento del crimen con el fallido intento de secuestro extorsivo abre la proyección. 
Aquí te contamos la historia de un caso policial que conmovió al país entre 1982 y 1985.


*Ariel Roggio, para el Diario El Despertador.

En cartelera del cine está la película que rompe récords de espectadores: “El Clan”, dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Guillermo Francella.

Comienza con la ira de Arquímedes Puccio por el fracaso de uno de los secuestros extorsivos de la banda que lideraba y que, para colmo de sus males, terminó con su víctima muerta en pleno centro de la Capital Federal. La víctima era el empresario Emilio "Milo" Naum.

Había nacido en Jesús María el 25 de septiembre de 1949 y se crió en la ciudad hasta los años de su juventud, cuando partió a Buenos Aires junto a su padre, Esteban Juan -conocido como Emilio-, y sus hermanas Graciela, Olga y Cristina.
 
En la Capital del país, “Milo” fue uno de los referentes de la moda más importantes de esa época desde su sastrería Mc Taylor, su zapatería Mc Shoes y su perfumería.

Cuando el clan Puccio lo asesinó tenía 38 años, estaba casado y tenía dos hijas.


Los primeros crímenes.

Los Puccio vivían en San Isidro. Tenían un local de artículos de deportes náuticos en la planta baja de su vivienda y un bar - rotisería en el edificio vecino.

Pero todo eso era una pantalla: Arquímedes, el jefe de familia, lideraba una banda que se dedicada a los secuestros extorsivos con su esposa, sus hijos y personas allegadas.

Su hijo Alejandro, jugador de rugby que llegó a integrar Los Pumas, era el encargado de entregarle la información sobre las personas que servirían para cobrar suculentos rescates.

Primero fue Ricardo Manoukian, de 23 años. Desapareció el 22 de julio de 1982, en plena Dictadura Militar. La familia pagó 250 mil dólares, pero ocho días después fue ultimado.

En mayo de 1983, Eduardo Aulet, ingeniero y también jugador de rugby, fue secuestrado cuando iba en auto al trabajo. Los Puccio cobraron 150 mil dólares, pero lo mismo lo mataron.

La muerte de Naum.

Con la llegada de la Democracia, las palabras “Nunca Más” llevaron algo de tranquilidad a los vecinos del rico barrio porteño, aún cuando los dos crímenes anteriores seguían impunes.

En 1984, en pleno centro porteño, el cuerpo sin vida de Emilio Naum, sentado en la butaca de su BMW, tenía una soga al cuello y dos disparos de arma de fuego en la nuca.

Fue el 22 de junio. El empresario nacido en Jesús María se dirigía a su trabajo, como todos los días.

A Puccio lo conocía porque le había comprado el local donde “Milo” había montado Mc Taylor.

En pleno “Rodrigazo”, Naum había hecho un excelente negocio con esa operaión inmobiliaria.

Arquímedes conocía sus movimientos cotidianos y esperó un día cualquiera para secuestrarlo.

Le hizo señas pidiéndole auxilio y cuando frenó  subió al auto con otras personas, lo encañoraron y lo hicieron manejar.

A partir de ese momento, el viaje de “Milo” tenía destino de muerte aunque su familia pagara el rescate: los Puccio no iban a dejar viva a una sola víctima que los reconociera.

Por eso, “Milo” se resistió, detuvo el auto e intentó escapar, pero ni siquiera llegó a bajar: recibió dos disparos mortales.

Los asesinos huyeron del lugar dejando el cuerpo en el vehículo.  Las macabras fotografías fueron publicadas en la revista Gente.

Hubo miles de especulaciones y pocos avances en la investigación. Para la viuda y sus hijas comenzó un calvario.

La caída del clan.

Como si nada hubiese pasado, los Puccio fueron por su cuarta víctima en 1985: la empresaria Nélida Bollini de Prado.

Estuvo 32 días secuestrada en el sótano en la vivienda de los Puccio y, como las anteriores victimas, tenía destino de muerte después de la llegada del rescate.

Sin embargo, se cree que El Clan perdió el respaldo que sus protectores por desobedecer algunas directivas respecto al último secuestro.

Arquímedes había formado parte de la Triple A y caída la dictadura militar su negocio fue continuar con los secuestros extorsivos con la complicidad policial, militar y política.

El 23 de agosto de 1985 -acaban de cumplirse tres décadas-, la Jueza María Romilda Servini de Cubría ordenó la detención de la familia.

Ese día, Arquímides y Guillermo Fernandez Laborde fueron a pactar por teléfono -en una estación de servicio- el pago del rescate de Nélida Bollini.

Cayeron junto con Alejandro Puccio (el rugbier), el coronel Rodolfo Victoriano Franco, Roberto Díaz, Gustavo Contepomi y el albañil Herculeano Vilca. Esedía, fue rescatada la muje que tenían escondida en un sótano.

Después de reunir todas las pruebas, se confirmó que habían matado a Manoukian, Aulet y Naum.

Quién le disparó al empresario jesusmariense fue Fernández Laborde. Purgó una condena de 21 años de prisión y cuando recuperó la libertad fue detenido por estafar, con identidades falsas, a bancos del microcentro porteño a los que les solicitaba créditos.

A 30 años del desbaratamiento del clan Puccio, el director cinematográfico Pablo Trapero estrenó esta película que reabrió las heridas de los familiares de las víctimas y acrecienta el morbo del millón de espectadores que quiere conocer más sobre este caso policial.



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