Jesús María
La Asamblea realizada el sábado legitimó la contratación de parientes para realizar trabajos rentados durante el Festival de Doma y Folklore o durante su preparación. Se aplicó una modificación en el Estatuto que fue aprobada. Enterate qué otros controvertidos cambios fueron propuestos pero finalmente rechazados
La renovación de autoridades no fue el único objetivo que tuvo la Asamblea General Ordinaria que realizó la Comisión Directiva del Festival Nacional de Doma y Folklore el pasado sábado.
Ante la propuesta del Presidente de la Cooperadora de la Escuela Mariano Moreno de Tronco Pozo, Juan Marchetti, que fue consagrado como Vicepresidente Primero del Festival, se analizaron tres propuestas de modificación al Estatuto de la institución.
La única que fue aprobada por la Asamblea establece que se podrán contratar parientes para realizar distintos trabajos rentados en el marco de la realización del Festival o durante el año.
Este cambio implica que no se podrán emplear parientes hasta el “segundo grado de consanguinidad”, pero sí aquellos que queden fuera de esa pirámide de parentesco.
Por ejemplo, el tío de un integrante de la Comisión podría ser contratado para realizar cualquier tipo de trabajo en el Festival.
La propuesta surgió luego del escándalo de la Edición 2013, cuando la Directora de la Escuela Ramón Acosta, Liliana Flores, cuestionó que se haya contratado a la hermana y al cuñado del entonces Vicepresidente de la organización, Cristian González, para realizar trabajos de albañilería en el Anfiteatro.
En ese momento la Comisión Directiva respondió que “no estaba prohibido” por el Estatuto, pero el mismísimo Hugo Baldo tuvo que salir a pedir disculpas porque la contratación no era ética.
Con esta modificación, queda habilitada formalmente la posibilidad de contratar a parientes desde el tercer grado de consanguinidad sin que las cuestiones éticas se interpongan.
Cabe destacar que en la Edición pasada fue contratado como apadrinador José Saluzo, que es cuñado del actual Secretario de Programación del Festival, Nicolás Tottis.
Otro de los cambios al Estatuto que fue propuesto pero rechazado por la Asamblea, implica para quienes defendemos la libertad de expresión en todos sus aspectos, un acto cercano a la censura.
La modificación establecía la aplicación de sanciones sobre las escuelas cuyos representantes ante el Festival hablaran con los medios de comunicación cuestionando a la organización.
Este planteo fue muy resistido por la Asamblea, dado que los establecimientos educativos no están dispuestos a responsabilizarse por actos de “indisciplina” de los delegados que los representan ante la fiesta gaucha.
Se sugirió que, en todo caso, los miembros que cuestionaran al Festival ante los medios o la opinión pública fueran sancionados mediante otro sistema que no implicara un llamado de atención para las escuelas.
Por último, Marchetti elevó otra propuesta de modificación al Estatuto que también fue dejada de lado por la Asamblea, por considerar que atentaba contra la participación de los padres en las cooperadoras escolares.
Este punto planteaba que los presidentes de las asociaciones cooperadoras tengan la “obligación” de trabajar durante las diez noches de color y coraje como colaboradores.
Muchos integrantes de estas agrupaciones de padres tienen trabajos con horarios rotativos y no pueden comprometer su participación durante las diez jornadas de argentinidad.
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