Increíble testimonio de una mamá que salió indignada del nosocomio local.
Insólita historia en el Sanatorio Caroya.
Un grupo de padres llegaron el domingo a la noche a la guardia. Marcela, llevó a su nena con fiebre y en la mesa de entrada le dijeron que la doctora se encontraba con vómitos y náuseas y que por el momento no iba a atender.
El hombre de recepción llamó a la doctora de adultos, que creyó que los pacientes eran los papás de la nena, pero cuando se da cuenta que era la niña la que tenía fiebre, desistió de atenderla.
Marcela le pidió al guardia que busque nuevamente a la pediatra, mientras la sala se iba colmando de niños que necesitaban hacerse atender.
Según relató la mujer, pasaron más de veinte minutos y el guardia no volvía.
Una enfermera que pasaba por allí recibió el nuevo pedido de los padres y ella se encargó de buscar a la médica pediatra.
"En pocos segundos apareció la doctora, sin signos de estar descompuesta. El guardia nunca la fue a buscar", nos dijo.
"Antes de entrar al consultorio prácticamente nos gritó que sólo atendería urgencias, finalmente nos atendió a todos de mala manera, a mi particularmente me dijo que todos podíamos esperar hasta el lunes, que no eran urgencias y que yo era la última persona que atendía en el día porque tanta gente la mareaba", añadió.
Pero la historia no termina. El guardia de recepción regresó después de media hora, se paró en la puerta del consultorio y les dijo a los padres: "La guardia pediátrica se suspende porque acaban de internar a la doctora".
"¡Pero si la doctora está atendiendo!", le respondieron los papás, con bronca e indignación.
El hombre agachó la cabeza y regresó detrás del mostrador.
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