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Chicas borrachas durmiendo a plena luz del día en la Terminal de Jesús María |
Este año, como pocas veces, se vio un ambiente muy adolecente en las inmediaciones del Anfiteatro. Para muchos, que no tienen la posibilidad de salir de "joda" durante el resto del año, las descontroladas noches festivaleras fueron la oportunidad para ratificar que nadie puede divertirse sin emborracharse.
El jueves 9 hubo dos menores que terminaron hospitalizados. Lo confirmó el Director del Hospital Vicente Agüero, un facultativo que podría haber sido consultado por la Municipalidad de Jesús María para saber qué pasó. Al contrario: una investigación light determinó que no sabían dónde se embriagaron y se cerró el caso cuando supieron que se estaban recuperando favorablemente.
A las autoridades solo les interesaba tener la ciudad limpia y recaudar los más de 3 millones de pesos que entran a las arcas del Estado en la primera quincena de enero gracias a la "fiesta solidaria".
No hubo presupuesto, al parecer, para controlar (o marcar presencia, aunque sea) en los boliches de la calle Abel Figueroa. Ni Policía ni Municipalidad pudieron orden ni límites.
Nenes de 13 años probando vicios de adultos y así terminaron. Dos tragos y ya no podían mantenerse en pie. Chicos que salieron por primera vez y el alcohol ya les habrá quemado las primeras neuronas.
Lo más grave es que ya no toman cerveza o fernet, sino que van directamente a vodka o espumantes que les dan vuelta la cabeza.
Y encima nos comimos durante un año decenas de discursos de los concejales de Jesús MAría, de Colonia Caroya y Sinsacate que hicieron reuniones para proteger a los chicos del alcohol.
Propusieron mil cambios y no cambió nada. Se fueron de vacaciones y el tema estará en la agenda, si se acuerdan, en marzo o abril.
Escuchamos a organizadores de eventos haciéndose las víctimas de la noche y jurando hasta por sus madres que lo único que quieren es la seguridad de los jóvenes. Ja (risa irónica).
Las autoridades demostraron lo que realmente les importaba: clausuraron un boliche por falta de pago de la tasa comercial, pero cuando el dueño pagó, hubo vía libre para seguir con el show del alcohol en menores.
¿Los padres? Cada uno se deberá hacer cargo puertas hacia adentro. ¿Los funcionarios? Felices porque el Festival dejó dinero para todos. ¿Los chicos? Sólo querían emborracharse hasta más no poder y contar la hazana aldía siguiente (si es que se recuperaban).
En fin. Todos dieron vergüenza.
1 comentario:
Tremendo. La falta de controles tendrá que ser severamente evaluada por las autoridades municipales de cara al operativo del año próximo.
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