Jesús María
Un inspector de la Guardia Urbana Municipal casi termina arrollado por un ifractor que conducía un Peugeot 408. El hombre fue detenido unas cuadras más adelante y el alcoholímetro marcó 1,5 gramos, es decir, el máximo que permite la escala. "Me arrastró tres metros sobre el capot", relató Julio Vélez, el agente de tránsito que nos contó su historia
El hecho ocurrió el domingo a la madrugada en un control rutinario que la Guardia Urbana Municipal dispuso sobre calle Tucumán, en pleno centro de la ciudad.
Eran las 3:30 cuando los inspectores hicieron detener la marcha de un Peugeot 408 de color negro que no quiso estacionarse a un costado para pasar por la prueba de alcoholemia.
Julio Vélez, uno de los inspectores, le dijo que estacionara, pero el conductor del auto comenzó a acelerar en forma amenazante y daba pequeños avances.
El agente de la GUM se quedó frente al vehículo para que no escapara, pero el joven que manejaba decidió avanzar sin medir las consecuencias.
Vélez quedó sobre el capot del auto y fue arrastrado unos tres metros hasta que finalmente pudo arrojarse hacia uno de los costados.
El inspector no sufrió lesiones de consideración, pero la situación podría haber terminado peor.
Velez relató que minutos después sus compañeros pudieron avistar el Peugeot 408 estacionado sobre calle Ing Olmos y allí pudieron controlarlo.
El alcoholímetro marcó "1,5" de alcoholl en sangre, es decir, el máximo que permite la escala del aparato.
Cuando fue indagado sobre su temeraria actitud, el conductor del rodado argumentó que no vio al inspector de tránsito.
Otro joven que iba en el asiento del acompañante también registró una alcoholemia positiva de 1,5 gramos de alcohol en sangre, es decir, el máximo posible.
El estado de ebriedad de ambos tripulantes del auto era altísimo, con lo cual, representaban un peligro latente a bordo de semejante máquina de alto poder.
En el Peugeot viajaban además dos chicas, pero desaparecieron en el momento del control.
Durante el procedimiento intervino la Policía, que detuvo a ambos tripulantes del auto y Vélez radicó una denuncia por la situación que le tocó vivir.
"Es la primera vez que me pasa algo así a pesar de tener 22 años de experiencia", afirmó el agente de la GUM.
Todos los fines de semana se secuestran alrededor de 20 autos por alcoholemia positiva en Jesús María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario