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sábado, 2 de mayo de 2015

En la previa de la Final, Enzo Pérez es tapa del diario Día a Día

El volante de Santiago del Estero es una de las figuras de la histórica campaña del Deportivo Colón que hoy va por el Ascenso al Federal B. El matutino cordobés reflejó su historia en vísperas del partido más importante. Trabaja en la empresa Lusa, una de las que presta servicio de recolección en Córdoba capital.
Aquí, la nota completa.

Correr detrás de la pelota y el camión

Recolector de sueños. Enzo Pérez, el volante del Deportivo Colón que quiere ascender al Federal B y trabaja como recolector de residuos.

La mayoría de edad le llegó de golpe. A los 17 años dejó Añatuya y sus tardes de sosiego santiagueño para jugársela en Córdoba. A los 21 era futbolista de Bella Vista, cursaba en el Instituto Provincial de Educación Física (Ipef) y era mozo en el restaurante Las Tinajas.
Su novia Cecilia, su compañera desde entonces, le anunció que iba a ser padre y hubo que arremangarse y trabajar más para sostener la nueva familia. Así siguió su carrera. Sin dejar el fútbol pero también detrás de un camión de recolección de residuos.
Enzo Pérez, el santiagueño de 27 años que coincide en nombre y apellido con el volante de la Selección, es una de las figuras de Deportivo Colón, el club de Colonia Caroya que este sábado irá por el ascenso al Federal B ante Belgrano de San Nicolás. El fútbol es su pasión, y su trabajo está en la empresa Lusa, una de las que presta servicio de recolección en Córdoba capital.
 
“Un compañero en Bella Vista me contactó con lo que por ese entonces era Cliba. Y me llamaron, pero para decirme que me iban a tener en cuenta más adelante. Necesitaba el trabajo, mi señora estaba embarazada, así que insistí y me contrataron. Empecé el primero de diciembre de 2008, y en enero la empresa pasó a llamarse Crese”, se remontó el futbolista en el tiempo.
“El primer día ya salí a la calle, a correr detrás del camión. Yo tenía un buen estado físico, pero la primera vez me acalambré hasta los ojos, ja ja. No es para cualquiera. Al principio no laburaba todos los días, así que al día siguiente del debut, dormí como 12 horas”, recordó.
“Conocí todos los barrios de Córdoba, todos los rincones, hasta los más fuleros. En muchos lugares los chicos sabían el horario en que pasábamos y nos esperaban. Era increíble cómo salían de sus casas para saludarnos. A varios les regalé gorras. Con la gente, bárbaro. Nos arrimaban un vaso de gaseosa, de agua. Y en Navidad, el pan dulce y la sidra. A mí una vez hasta me regalaron una botella de champaña, en los barrios más adinerados. Por supuesto que algunos también te puteaban por el servicio, pero con la mayoría de la gente todo bien. Es como un premio al sacrificio que hay que hacer en este trabajo”, recapituló.
Y Enzo Pérez sabe de sacrificios. Cuando nació Pía, que ya tiene siete años, llegaba cansado y pasaba un largo rato en la higiene personal, en desinfectarse para que la bebé no corra riesgos.
Por fortuna, nunca se intoxicó con nada y lo más grave que le pasó fueron un par de torceduras de tobillo: “Lo más difícil es adaptarse al olor de la basura, hasta que uno se acostumbra. Y los climas, extremos, sobre todo el frío. Siempre salí de día, pero en la madrugada, cuando todavía está oscuro, te encontrás con todo lo que te imagines. También con cosas de valor. Televisores que funcionan, teléfonos celulares, adornos… muchas veces la gente nos traía las cosas antes de tirarlas”.


Reciclado. Con el paso del tiempo, su carrera lo llevó por el buen camino. Hoy puede ascender con su equipo y en Lusa ahora maneja el camión. “Estoy más con el tema del reciclado. De todos modos, cuando hace falta no tengo problema y salgo con los muchachos, firme al pie del cañón. Eso sí, cuando me toca jugar me tienen mucha consideración. Mi jefe, Enrique García, hasta fue a verme en un par de partidos. Y además formo parte de un equipo para los torneos internos, que ganamos varias veces. ¡Hay cada jugador acá adentro!”, aseguró.
A Enzo Pérez le gustaría retomar el profesorado de Educación Física y también quiere iniciar el curso de técnico. Por ahora, hay que seguir con sus otras carreras, en el fútbol y como recolector, porque a la pequeña Pia se le sumó Joaquín (tres años) y viene en camino Simón.
“Uno por ahí busca otra cosa, yo no pensaba que iba a trabajar como recolector de residuos. Es un trabajo insalubre, pero por suerte el gremio es fuerte y nos pagan bien. Mis compañeros en Deportivo Colón al principio me preguntaban sobre lo que hacía y les parecía una rareza. Ahora un par de ellos me pasaron los curriculums para que los presente”, finalizó.

El Lorito Arrieta es su compadre
Nacieron en Añatuya, como el Tigre Huberto Bravo, aquel santiagueño goleador de Talleres. Vinieron juntos a probarse a Instituto y ahora comparten la ilusión de ascenso en Deportivo Colón. Son Enzo Pérez y Sebastián Arrieta, quien mostró su talento en Instituto, al punto de ser contrato por Newell’s y después por Racing Club.
“Con el Loro somos como hermanos. Me críe con él, jugamos juntos en los torneos de barrio y cuando llegamos a Córdoba vivimos juntos. Él es padrino de mi hijo Joaquín y soy padrino de Santino, uno de sus hijos”, detalló Pérez.
“El Loro aguanta la pelota, nos da juego y yo subo para juntarme con él. Nos conocemos de memoria, es un jugador de otra clase. Nos llevó al Deportivo Colón el ex arquero de Instituto, Rubén Del Olmo, y estamos muy cómodos en el club”, añadió el volante. Compadres dentro y fuera de la cancha.
 
Las 19, hora del ascenso
Esta tarde, el Deportivo Colón de Colonia Caroya quiere sacar pasaje al Federal A, en la final con Belgrano de San Nicolás y tras el 0 a 0 registrado en Córdoba. Enzo Pérez sabe que será difícil. Igual, le sobra la fe para dar la vuelta olímpica.
“Nos queremos sacar la espina, porque en la temporada pasada quedamos afuera en semifinales y de manera injusta. Para nosotros es como un revancha”, aseguró el volante ofensivo, que anotó tres goles en el torneo.
“Para mí el partido más difícil fue el de cuartos de final ante Atlético Sampacho, un equipo que juega muy bien. También fue duro eliminar a Bella Vista, porque nos tocó el partido de vuelta en El Pocito”, remarcó.
Y lo comparó con las finales ante Belgrano: “El partido en Colonia Caroya fue parejo, porque nosotros jugamos mal. Igual tuvimos más chances de ganarlo que ellos, que no mostraron casi nada. No es mal equipo, tiene chicos jóvenes y ligeritos. Me parece que le falta experiencia y ahí le podemos sacar una ventaja. Además vamos a jugar en cancha de La Emilia, donde fue el partido de Vélez por Copa Argentina, y tiene un campo de juego que favorece nuestro estilo”.
El Deportivo Colón es dirigido por Federico Martínez, quien además se desempeña como periodista en una radio de Colonia Caroya. “El cuerpo técnico es bárbaro. Nos preparó para llegar hasta donde estamos y nos inculcó un lema, que es salir a la cancha a disfrutar”, destacó.
Pérez también detalló que el esquema empleado por el equipo es con cinco volantes y un punta, pero que es muy elástico. “Yo juego suelto y subo para darle una mano a Sebastián (Arrieta) en la creación. En eso nos parecemos al sistema que usa Belgrano en Primera División, con muchos volantes que pasan al ataque”, explicó el santiagueño, que admira a Iniesta.
Le preguntan cual es la virtud del Deportivo Colón para subir de categoría y no duda: “El punto más fuerte del equipo es la unidad del grupo. Un plantel puede tener 20 estrellas, pero si no hay unión no puede llegar lejos”.
Varios partidos de la temporada pasada la jugaron en el Anfiteatro de Doma y Folklore, donde Pérez, como santiagueño de ley, en varias ocasiones disfrutó varias veces del festival y hasta se prendió con la chacarera en las peñas. “La gente nos acompaña cada vez más y sería halagador conseguir el ascensos, porque sería la primera vez para un equipo de la zona. Lo vamos a festejar todo el año”, se entusiasmó.

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