Leé la increíble historia.
Lo que parecía ser un robo ingenuo, terminó siendo un engaño de un grupo de personas que pretendían cobrar dos veces el valor de un automóvil.
Aunque las versiones aseguraban la veracidad de la sustracción, la
Policía descubrió lo que sospechó desde un principio: se trataba de un
auto-robo.
El lunes 23 de junio, a las 22, un Peugeot 306 fue denunciado como sustraído de la vía pública.
El hecho ocurrió en Calle 41 al 2800, frente a una despensa que, a esa hora, todavía estaba atendiendo clientes.
El conductor, de apellido Zaya, llegó al lugar, dejó las llaves puestas, cerró la puerta sin seguridad y compró tres gaseosas.
Cuando salió, después de dos minutos, el auto no estaba. Hasta le dio
una crisis de nervios al hombre cuando vio que el rodado había
desaparecido.
Surgió la versión que los autores podrían haber sido los mismos menores
etenidos hace dos meses en el interior del local gastronómico de Zaya,
en ocasión de robo, y que por venganza de quienes terminaron presos por
aquel hecho, le robaron el auto.
La escena parecía perfecta, aunque a los investigadores algo no
terminaba de encajar en la declaración. ¿Quién iba a estar tan atento,
un lunes a la noche, en un barrio muy tranquilo, que alguien dejaba la
puerta del auto abierta con las llaves puestas durante dos minutos?
Todo entre vecinos.
El esclarecimiento del caso se logró gracias al aporte de una persona que iba a comprar un Peugeot 306 color blanco.
Antes de firmar el boleto de compra-venta, investigó el número de patente y se dio con que tenía pedido de secuestro.
Dio aviso a la Policía y el miércoles pasado, a la tarde, los efectivos se hicieron presentes en un domicilio de Calle 48 y 22.
Escondido en un galpón, estaba el vehículo en las mismas condiciones en
que fue, supuestamente, robado. Allí vive un pariente de la titular
registral del Peugeot.
La verdadera dueña del auto es vecina de Zaya, en Calle 28 Norte.
Todos terminarían imputados por la Justicia por el delito de
Encubrimiento y/o Estafa, ya que los investigadores creen que la idea de
estas personas era cobrar el Seguro por el robo (una cifra cercana a
los 35 mil pesos) y, además, venderlo.
Sí. Aunque suene increíble, pretendían vender un auto con pedido de captura.
Todo se descubrió antes de la venta y del cobro del Seguro, ya que las aseguradoras esperan 30 días para abonar el monto.
“El auto está secuestrado en la Comisaría de Caroya, completo, tal como fue sustraído, no le falta nada”, indicaron las fuentes.
FUENTE: DIARIO EL DESPERTADOR
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